La reconfiguración de la comunicación científica por las nuevas tecnologías
Las llamadas nuevas tecnologías han supuesto un cambio significativo en las formas de comunicar ciencia. Esto es un hecho más que evidente, pero que tiene dos derivadas importantes.
Por un lado, cualquiera puede ahora comunicar ciencia y que llegue a un gran público. Ya no es necesario salir en la radio, televisión o prensa escrita para comunicar ciencia, sino que desde casa se puede hacer divulgación científica con un ordenador. Esta llamada “democratización” de la ciencia implica una diversificación de contenidos y de formatos. Hay variedad de plataformas y con contenidos tan específicos como la neurociencia o a nivel general sobre ciencia. La segmentación de públicos se realiza no sólo por interés sino también por edades. Hay comunicación científica en Youtube o Twitch destinada al público menor de 20 años y blogs de ciencia para el público adulto mayor de 40. Además, los nuevos formatos permiten una comunicación bidireccional que hace mucha más rica y participativa la interacción entre quien produce contenidos y quienes los consumen.
Sin embargo, esa gran cantidad de información sobre ciencia disponible hace difícil que la selección de los contenidos que se quieran consumir sean de calidad y basados en la evidencia. Parece que cualquier cosa sobre ciencia en las redes esté fundamentada en el método científico y no siempre es así. La apariencia de ciencia es relativamente fácil de dar y la gente está expuesta a las pseudociencias. Por ello, la formación en cultura científica es un aspecto fundamental que debe ir a la par con esta explosión de la comunicación científica para que los consumidores de contenidos científicos sean capaces de discernir los contenidos de calidad frente a los pseudocientíficos.
Por lo tanto, asistimos a una ampliación de los medios, formatos y plataformas en las que realizar comunicación científica, pero que el público está más expuesto a pseudociencias sin una adecuada formación en cultura científica.